El término minimalista, en su aplicación más general, se refiere a cualquier cosa que haya sido reducida a lo esencial, despojada de elementos sobrantes. Es una corriente artística que utiliza elementos mínimos y básicos, como colores puros y formas geométricas simples. La intención del minimalismo, por lo tanto, es generar sentido a partir de lo mínimo.
Esta corriente artística se ve reflejada en diversas manifestaciones, entre ellas la música, las artes plásticas, la arquitectura, el diseño de decoración de inmuebles y en los últimos tiempos está presente en la gastronomía, considerada también como un arte.
En el presente, para las artes gastronómicas, el conocimiento de las técnicas básicas no es suficiente cuando no está asociado a la inspiración y a la creatividad culinaria, en búsqueda de lo novedoso, o en el rescate de lo tradicional conjugado con lo vanguardista.
Hoy en el diseño de montaje y presentación de los platos prevalece una tendencia minimalista, ya que los chefs han incorporado estos elementos en las presentaciones, manteniendo los sabores puros y prestando más atención a la diversidad de las texturas en un mismo plato.
La tendencia se inclina por servir los alimentos en vajillas de diferentes formas geométricas y colores, siendo esto concebido como parte del diseño de la presentación.
Lo principal en este tipo de platos es la forma que cada montaje adquiere con la adición de cada alimento, donde no solo entra a jugar el olor, sabor y textura, sino que también son importantes el tamaño, los colores y la ubicación de cada pieza en el plato.
La intención de los chefs es reducir las formas a lo elemental, generando emociones y sensaciones en los comensales a través de la mínima expresión de los alimentos, y que así puedan experimentar distintos sabores y texturas, pero con diferentes bocados, por lo cual las porciones deben de ser pequeñas, además de tener figuras geométricas muy básicas.
Otra forma de lograr sensaciones y emociones en los comensales ha sido la aplicación de la técnica de deconstrucción en cocina, que se basa en utilizar y respetar armonías ya conocidas, transformando las texturas, formas y temperaturas de los ingredientes.
Un plato deconstruido conserva la esencia de cada uno de los productos e incluso incrementa la intensidad de su sabor, pero tiene una presentación novedosa. El resultado es un comensal que, al probar el plato, relaciona el sabor con la receta clásica, a pesar de no haberla reconocido a simple vista.
Es una presentación futurista y de diseño minimalista de una receta tradicional o ya conocida, donde su forma cambia de tal manera, que es casi imposible reconocerla a simple vista y sin utilizar el sentido del gusto.
Es, en esencia, un desafío para los sentidos, que siempre al final agradece el cliente.
Esta corriente artística se ve reflejada en diversas manifestaciones, entre ellas la música, las artes plásticas, la arquitectura, el diseño de decoración de inmuebles y en los últimos tiempos está presente en la gastronomía, considerada también como un arte.
En el presente, para las artes gastronómicas, el conocimiento de las técnicas básicas no es suficiente cuando no está asociado a la inspiración y a la creatividad culinaria, en búsqueda de lo novedoso, o en el rescate de lo tradicional conjugado con lo vanguardista.
Hoy en el diseño de montaje y presentación de los platos prevalece una tendencia minimalista, ya que los chefs han incorporado estos elementos en las presentaciones, manteniendo los sabores puros y prestando más atención a la diversidad de las texturas en un mismo plato.
La tendencia se inclina por servir los alimentos en vajillas de diferentes formas geométricas y colores, siendo esto concebido como parte del diseño de la presentación.
Lo principal en este tipo de platos es la forma que cada montaje adquiere con la adición de cada alimento, donde no solo entra a jugar el olor, sabor y textura, sino que también son importantes el tamaño, los colores y la ubicación de cada pieza en el plato.
La intención de los chefs es reducir las formas a lo elemental, generando emociones y sensaciones en los comensales a través de la mínima expresión de los alimentos, y que así puedan experimentar distintos sabores y texturas, pero con diferentes bocados, por lo cual las porciones deben de ser pequeñas, además de tener figuras geométricas muy básicas.
Otra forma de lograr sensaciones y emociones en los comensales ha sido la aplicación de la técnica de deconstrucción en cocina, que se basa en utilizar y respetar armonías ya conocidas, transformando las texturas, formas y temperaturas de los ingredientes.
Un plato deconstruido conserva la esencia de cada uno de los productos e incluso incrementa la intensidad de su sabor, pero tiene una presentación novedosa. El resultado es un comensal que, al probar el plato, relaciona el sabor con la receta clásica, a pesar de no haberla reconocido a simple vista.
Es una presentación futurista y de diseño minimalista de una receta tradicional o ya conocida, donde su forma cambia de tal manera, que es casi imposible reconocerla a simple vista y sin utilizar el sentido del gusto.
Es, en esencia, un desafío para los sentidos, que siempre al final agradece el cliente.
Fuente | excelenciasgourmet.com
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