miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Cómo comeremos mañana?


Dispersión geográfica de la cocina y el gusto por lo exótico. Cada vez se descentraliza la excelencia gastronómica con la pérdida de la hegemonía francesa. Se popularizan cocinas poco conocidas hasta ahora como la peruana. Cada vez nos estamos animando más a probar alimentos que antes hubiéramos despreciado.

Inacabable fusión: El progreso gastronómico en zonas tan dispares del planeta conduce al mestizaje de técnicas, ingredientes y filosofías de trabajo de forma natural. A su vez, se desdibujan los límites entre una u otra gastronomía.

Cocina para sanar: La cocina futurista se basará en la mecánica cuántica. Ello acerca a una nueva cultura de la alimentación: de aquella que buscaba nutrir se pasará a la que intenta evitar enfermedades y se fabrica de forma más individualizada. También se solidifica el vegetarianismo. Otros prefieren dejar de lado el excesivo uso de conservantes, colorantes, sabores artificiales y sustitutos del azúcar.

Alimentos de diseño y ecológicos: Ya se comienzan a producir alimentos pensados para ser combinados con un ingrediente específico. Se avanza hacia métodos biológicos y sostenibles. La “trazabilidad” ecológica pasa a ser esencial, además de símbolo de distinción.

Necesaria vuelta a las raíces: Comensales y cocineros cada vez dan mayor relevancia a los recetarios heredados, la raigambre, se aproximan a la cocina más confortable, la sencillez de las cosas bien hechas y el respeto al valor de lo casero.


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